PATRIMONIO DESCONOCIDO – TORRELAGUNA HACE 125 AÑOS 1 de 2 Por Santiago Durán

Santiago Duran García PROYECTOS Leave a Comment

En el año 1890 el maestro de primera enseñanza, D. Natalio Moraleda, nos describe la Villa de Torrelaguna, en un viaje en el tiempo de 125 años que les invito a realizar, en el que han cambiado menos cosas de las que cabría esperar, empezando por su escudo, que describe así:

“Torrelaguna ostenta en su escudo una torre redonda en campo gules, ó sea rojo, con unas ondas imitando agua al pie.
Tanto el nombre de esta villa como los atributos de su blasón proceden de una torre circular de mampostería que aun existe hoy, muy deteriorada, en el centro de esta población entre la calle que llaman de la Montera y la que de ésta da al Hospital de la Trinidad. ”pues se tiene por cierto que los cristianos de Uceda, después que la reconquistaron, hicieron una serie de atalayas a la vista unas de otras y al mismo tiempo de aquella villa, con el fin de avisar a los habitantes de las aldeas y de ella misma las salidas que hacían los moros de Talamanca”.
Cada una de dichas atalayas tenía su nombre especial, y a la que venimos estudiando la llamaron de la Laguna, porque en efecto la hubo hasta hace poco tiempo que se desecó, al Este de la mencionada torre, en el camino de Uceda, y que mirando desde esta población, parecía que se hallaba al pie de la torre. De ahí que se le diera el nombre de Torrelaguna.”

El autor deja claro sus intenciones cuando nos indica que”Al publicar, pues, este librito, no es otro mi propósito que daros a conocer en forma clara y sencilla el origen é historia, hasta el presente para vosotros desconocida, del pueblo donde habéis tenido” Los orígenes por tanto de la actual población están en una aldea independiente de la ciudad de Uceda (Guadalajara), que se creó cuando ciudadanos de dicha población establecieron una granja en la actual ubicación de la villa, para aprovechar las fértiles vegas al pie de las sierras.

UN POCO DE HISTORIA
Fundada probablemente por los romanos, ya en la época de la invasión árabe contaba con siete barrios, llamados: l.º La Magdalena; 2.º, Caraquiz menor 6 Caraquiceja; 3.º, San Vicente; 4.º, La Huerta; 5.º, San Vicente y San Sebastián; 6.º, La Buena Dicha, y 7.°, Santo Domingo.

“ Durante la invasión árabe, los habitantes de estos barrios, se vieron en la necesidad de reunirse todos en una sola parroquia, porque al amparo de su célebre atalaya, su vigilante les podría dar pronto aviso de la venida del enemigo, y, como mejor punto estratégico, poderse defender de las corrarías de los moros que en gran número se hallaban reconcentrados en la cercana é importante fortaleza de la entonces ciudad de Talamanca. Siendo tantas las acometidas que les hacían los mahometanos, se vieron precisados a amurallar y fortificar el pueblo a costa de sus moradores“

En el año 1081 fué incorporada esta villa a la Silla Arzobispal de Toledo. Posteriormente El rey D. Juan I de Castilla concedió a Torrélaguna el privilegio de hacerla villa real y segregarla de la mitra de Toledo y de la jurisdicción y mancom unidad de Uceda, por “ haberse amurallado y fortificado a costa de sus vecinos, el 10 de Septiembre de 1390.
En 30 de Diciembre de 1574 el rey D. Felipe II vende “toda la jurisdicción, señorío y vasallaje de Torrelaguna, y todo lo a ella anejo y dependiente, con cláusulas amplísimas, a la misma villa, sirviendo ésta por razón de este contrato con 41.176 escudos”.
Durante la guerra de la Independencia se destruye por el ejército invasor, no solamente la fortificación y murallas del pueblo, sino también el convento de los frailes franciscanos, llevándose las preciosas alhajas y ornamentos con que le donó su ilustre fundador”.
En Octubre de 1852, la reina Isabel II, a fin de ver el estado de las obras del Canal, viendo los “peligrosísimos trabajos que hacían en la presa del Pontón los· desgraciados confinados, les concedió indulto general para todos aquellos que hubieran observado una conducta irreprensible”.

SITUACIÓN Y LÍMITES
D.Natalio nos enseña, como buen maestro que “de importancia es, queridos discípupulos, conocer el punto donde vivimos con relación a las demás poblaciones de la Península y el resto del universo, por la mutua comunicación que constantemente necesitamos tener con los pueblos, así como para dirigirnos, cuando nos convenga, a los mismos”.

En 1890 el partido de Torrelaguna comprende los siguientes pueblos:

“Acebeda (La), Alameda del Valle, Braojos, Berzosa, Berrueco, Buitrago, Bustarviejo, Cabanillas de la Sierra, Cabrera (La), Canencia, Cervera, Garganta y su anexo el Cuadrón, Gargantilla y su anexo Pinilla de Buitrago, Gascones, Horcajo y su anexo Aoslos, Horcajuela, La Hiruela, Lozoya del Valle, Lozo. yuela y Relaños, Madarcos, :Mangirón y Cincovillas, :Montejo de la Sierra, Navalafuente, Navarredonda y San Mamés, Navas de Buitrago, Patones, Pinilla del Valle, Piñuécar, Gandullas y Vellidas, Prádena del Rincón, Puebla de la Mler Muerta, Rascafría, Redneña, Robledillo de la Jara y Atazar, Robregordo, Serrada, La Serna, Sieteiglesias, Somosierra, Torremocha, Valdemanco y El Vellón y su anexo Espartal.”

Mapa de la Comarca de Torrelaguna, que abarca todo el norte de la Comunidad de Madrid

CLIMA
Sobre los climas de los respectivos valles del partido de Torrelaguna, nos indica que el Jarama es muy templado, “por hallarse protegida de los vientos N. y O. por elevadas cordilleras de roca caliza. El del Lozoya, es frío, por su gran elevación y por hallarse los picos de sus montañas (entre las que se cuentan las de Somosierra) cubiertos de nieve desde Noviembre a Junio. “
Describe este VALLE DEL LOZOYA como “terreno muy quebrado y pintoresco y de agradable temperatura en el verano, hasta el punto de que puede asegurarse que no superan los celebrados valles de Suiza al hermosísimo del Lozoya, compuesto de pequeños huertecillos y grandes prados naturales, adornados unos y otros d frondosísimo arbolado y recorridos en todas direcciones por pequeños arroyuelos de agua fina, clara y fresca”

Como ha cambiado el cuento, al menos una parte.
Continua el Maestro Moraleda con una conclusión aplicable a nuestros días:

Si este ignoto paraíso tuviera fáciles vías de comunicación y no pesara sobre sus laboriosos habitantes la exagerada tributación que a toda la España agrícola aflige, complementada, por su consecuencia lógica, la usura, es seguro que encontrando en él cómodos alojamient os y no míseras viviendas, sería grande el número de veraneantes que buscaran en el hermosísimo campo de este valle, tan cercano a la corte, el descanso, solaz y reposición higiénica de su organismo enervado y empobrecido.

Excepto las villas de Buitrago, Lozoya y Rascafría, donde existen algunas casas de buenas condiciones, casi todos los demás pueblos de la Sierra están formados por casas de grosera construcción, que no pueden llenar otros fines que los concernientes a la vida de modestísimos labradores.
Sobre el sustento, nos indica que está compuesto por “pan, carnes, leche, huevos, hortalizas, legumbres y variadas frutas son de buena calidad, y de moderado precio la caza y aves de corral, estando la pesca representada por las exquisitas truchas de Lozoya y los renombrados peces del Jarama”

RÍOS Y CANALES
Nombra el río Lozoya, que se utiliza, “para dar movimiento a las máquinas de Rascafría y otros molinos situados más abajo
Pero según indica el maestro la preponderancia de este río estriba en haber proporcionado la construcción de dos grandes obras. La primera es el CANAL DE CABARRÚS, que fué construído por D. Francisco de Cabarrús, primer conde del mismo nombre. De este Srs Cabarrús nos indica que :

” eminente hombre, de clarísimo talento y de gran iniciativa, adquirió su vastísima instrucción con motivo de una enfermedad que le cubrió la cara de granos pustulosos cuando hacía sus estudios en un colegio de Bayona, de donde era natural.; y con el fin de que no causara repugnan cia a sus condiscípulos, le dieron por habitación exclusiva la biblioteca, en la cual permaneció mucho tiempo y se aprendió muchos libros de memoria.
 Dicho Sr . Cabarrús, después de haber fundado el Banco de España, otra casualidad le hizo trasladarse a Torrelaguna, pues se hallaba sirvien do en su casa una joven llamada Eugenia Sanz, natural de dicho pueblo, la cual le invitó a visitarlo, y, con efecto, lo consiguió; y el mencionado Conde pudo· estudiar la mucha altura del río Lozoya, y que era posi ble llevar sus agua s a Madrid, donde ya se notaba alguna escasez. Como ensayo de esta obra, construyó una presa a lgo más arriba del Pontón de la Oliva, bajo la dirección de dos arquitectos llamados los Lemures, y un canal de poca extensión, abandonándolo a poco de haberlo comenzado, porque se hundió la presa en tales términos, que no convenía restaurarla.
 El Conde, nos indica que “mandó hacer otra presa más abajo, construyendo otro canal, por el que no era posible que fuese el agua a Madrid, destinándola para el riego de los terrenos comprendidos entre su trazado y el río Jarama, en una extensión de siete kilómetros cuadrados próximamente; y aunque imperfecta la obra, la han venido utilizando hasta el año de 1851, en que se dió principio al Canal de Lozoya”.

EL “CANAL DEL LOZOYA”
El Canal de Lozoya, ó de Isabel II, como se llamó en un principio, lo proyectó y realizó el célebre hacendista D. Juan Bravo Murillo, encomendando la dirección de los trabajos a D. José Otero, D. Lucio del Valle, D. Juan Rivera, D. Eugenio Barrón y otros ingenieros españoles.

En su librito el maestro Moraleda nos describe esta magna obra, 35 años después de las obras del Pontón de la Oliva:
 Consta este Canal de una presa en Mangirón, que ha costado millón y medio de pesetas y que cierra un pantano de 15 kilómetros de largo. A voluntad se aumenta el agua del río Lozoya soltando más o menos las compuertas de dicha presa, y baja hasta llegar a un sitio llamado Navarejos, donde hay otra presa que sujeta la corriente y hace entrar el agua en el Canal, por donde recorre más de 72 kilómetros y se encierra en los depósitos para Madrid, de los cuales, cuatro se hallan en este partido.
Hay también otra presa en el mismo sitio que la citada de los Lemures, é igualmente inútil, pues sólo sirve para contemplar durante el invierno una catarata ó salto de agua de más de 25 metros de altura y otros tantos de anchura, en donde el sol, al reflejar sobre la blanca espuma del torrente, reproduce con mucha variedad y grande efecto los colores del Arco Iris.

Construcción del Pontón de la Oliva, Clifford, 1856. Tomada de: Vistas de las Obra del Canal de Isabel II fotografiadas por Clifford, Madrid, Canal de Isabel II, 1988

Santiago Durán García
Arquitecto Técnico (UPM)
MDI Máster En Dirección Inmobiliaria (UPM)
EEM Gestor Energético Europeo (UPM European Energy Manager)
M. 618.519.717
www.sduran.es
santiagodurangarcia@gmail.com/ s.duran@sduran.es

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